México en Rusia 2018

IMG_6345Una vez más la selección mexicana de futbol está en el denominado grupo de la muerte, jugando como el caballo negro del ajedrez, con la posibilidad de brincar a favoritos como Alemania o Suecia. La selección teutona es indomable, imparable en verdad, pero no invencible, son los actuales campeones del mundo y sin duda el más grande equipo nacional de futbol de estos tiempos; por otro lado esta la selección sueca, que ya ha sido tercer lugar en un mundial de futbol en 1994 y que fue derrotada por Brasil con la dupla de Bebeto-Romario y un Ronaldo lo suficientemente bueno y joven para estar en la banca.

Cuando me preguntan que cómo veo a México para el mundial, digo que vamos a ser campeones del mundo, me rehuso a bajar ese nivel de pensamiento, quiero ver a mi selección campeona, quiero que festeje la gente en el Ángel, en el Águila o en Minerva, quiero ver qué sucede una vez que logremos esa meta.

Siendo realista, no creo que vaya a ser sencillo, existe la posibilidad de que incluso perdamos todos los partidos del grupo F, pero eso no lo sabremos hasta estar ahí, y espero que no suceda.

Soy el clásico fanático de la selección mexicana al que le han roto el corazón cada cuatro años desde 1986; aquél que no supo por qué no aparecíamos en la lista en 1990 y preguntaba a su abuelo qué había pasado; el que vivió el pase contra Canadá entre tarjetas upperdeck, el uniforme de Jorge Campos, y ese mítico pase de Luis Flores a Hugo y al abuelo, gritando: Gooooooooool! Estábamos en el mundial en el que Ramón Ramírez, Zague, Luis García y Aspe comandaban el ataque con el apoyo de Ambriz y Marcelino Bernal, en la que Hugo no entró al campo a jugar contra Bulgaria. Soy el fanático que se voló sus clases para ver jugar a México contra Holanda en 1998 y  ver también cómo el Matador fallaba el gol frente a la portería de Alemania para pasar a los cuarto de final; soy uno de esos que vio todos los partidos a las 02:00 de la mañana (hora de México) del mundial de Japón, y el que organizó a sus amigos para ver el debut de la selección mexicana a las 7:00 a.m. en el mundial de Sudáfrica… así hay muchas historias, de esperanza, ilusión, gritos de emoción y lágrimas.

Es sólo un partido de futbol, pero involucra un universo de sentimientos y anécdotas con la familia y amigos, cada derrota es dolorosa, y para mí no fue penal, y jugamos como nunca y perdimos como siempre, pero sigo aquí, enojado con mi selección pero apoyándola siempre, invitando a que todos lo hagamos, porque a nosotros no nos toca estar en el campo y sentir esa presión, ver de frente a jugadores crack que admiramos todo el año por las hazañas en sus equipos de liga, no nos corresponde criticar, ni abuchear, lo mejor que podemos hacer es creer en ellos, apoyarlos, enviarles mensajes positivos para que disfruten el juego y el momento, que den lo mejor de ellos, que vivan al estilo CARPE DIEM y aprovechen cada segundo en el campo, que no se arrepientan de no correr y de tirar, que busquen concretar cada oportunidad que generen y, si perdemos, es porque no fuimos lo suficientemente buenos.

Veo a una Islandia que lleva el corazón de su nación en cada partido, claro que esperan ser campeones, pero antes de eso buscan dar lo mejor de ellos y gozar el gran momento que el deporte les da a quienes se lo han ganado con resultados.

Cuando me vuelvan a preguntar que cómo veo a México para el mundial diré que seremos campeones, algún día sé que tendré la razón, no me intimidaré por los comentarios negativos de otras personas, tampoco por los artículos de los periodistas deportivos, disfrutaré al máximo cada partido y aceptaré los resultados que nuestro equipo traiga. Este año, a diferencia de muchos otros, no sé el nombre de más de la mitad de los jugadores que integran nuestra selección, tampoco sé en qué equipo juega la mayoría de ellos, es más, no sé ni cómo calificamos, no he querido saber nada de ello porque en el pasado he sufrido… ojos que no ven, corazón que no siente; el saber poco o mucho no hará que ganen, el prepararme para enfrentar la realidad estadística tampoco sirve, pues David venció a Goliat, y como Goku en el episodio 118 de DGS en el que derrota a la fuerza del amor del Universo 2 y comprende lo impresionante que es dicho poder, pero lo es más que el poder de la motivación, creo que la motivación puede concentrar todo tipo de fuerzas (incluyendo al amor) que se canalizan en nuestra voluntad y supera nuestras barreras físicas y mentales, y muchos deportistas han logrados esos milagros.

¡Vamos México, vamos muchachos!, esperamos lo mejor y nos preparamos para lo peor; en todo caso será volverlo a intentar en cuatro años más.

 

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